Rafael Lebrija no tiene miedo

Luego de que declarara que había desunión en el seno de la dirigencia del Atlas, concretamente en los 124 socios, el Director Deportivo de los Zorros, Rafael Lebrija, aseguró que no tiene ningún temor en ser destituido.No tengo ningún miedo, yo vine aquí a aportar mi experiencia, en el momento que ellos deseen y que yo no sigo, me voy, que quede muy claro, yo no ando buscando chambas, se los dije desde un principio y lo ratifico en este momento.“Vine a trabajar, es una institución que merece todos mis respetos, que me he encariñado con ella, que quede muy claro también, por el gran trabajo que hacen en Fuerzas Básicas”, expresó el directivo. Lebrija tampoco se escondió y reiteró que algunos socios y ex directivos han provocado la desunión entre la dirigencia y por ende en el equipo, lo que ha derivado en los problemas deportivos de los últimos años que tienen a los rojinegros luchando por no descender.“No sé si fueron negativos o no (sus comentarios), lo único que dije el lunes fue que faltaba unión entre los directivos, entre los socios del Atlas y algunos ex directivos que andan buscando el poder de nuevo; y lo ratifico”, afirmó.“Si me lo toman a mal es su problema, decir una verdad yo creo que no peca, pero a lo mejor incomoda”.El directivo comentó que siempre ha buscado el bien del Atlas, tanto en lo estrictamente deportivo como lo extra cancha, aunque dijo que a veces se ha sentido “amarrado” en la toma de decisiones.Aquí de repente me siento limitado. Que me den el mando, no el poder, el poder lo tiene la Comisión de Futbol, el Presidente (Carlos Martín del Campo)”, mencionó Lebrija.La dirigencia y por supuesto el propio Director Deportivo, siguen trabajando para conseguir los recursos para pagarle a los jugadores –que hoy cumplieron una semana entrenando con las camisetas volteadas-, en el que Lebrija reiteró que cumplirán, eso sí, quién sabe cuándo.Lebrija aceptó que los patrocinadores siguen molestos por la situación, incluso dijo que hay “presión”, por lo que continúan trabajando a marchas forzadas para tratar de conseguir los recursos, sobre todo que les paguen las empresas y equipos que les deben.